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lunes, 30 de noviembre de 2015

ORACIÓN SEA TU MISERICORDIA, MI MISERICORDIA, SANTO DIOS.

Las estrellas brillaban en el cielo de la oscura noche,
noche de estrellas y de luna llena,
mientras yo paseaba por las calles de mis sueños...
al abrigo de mi Dios con toda confianza y esperanza.

Caminaba velando la noche, oraba mis sueños de felicidad
en los brazos de mi Dios cuando todos duermen y descansan,
y el reloj de la vida corre con sus segundos, minutos,
horas y días, entre luces y sombras,
con destellos de gracia y eternidad.
Cuánta misericordia derramada desde los espacios infinitos;
cuánta misericordia del Dios que es todo misericordia
alcanza mi corazón con su amor hecho perdón;
cuánta misericordia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
en su fuego de amor inmortal sobre las olas de mi vida,
donde el cielo toca la tierra de mi corazón
y mi alma se engrandece en mi Dios.
¡Pobre de mí, que te busco y no te encuentro!
Corro hacia ti en el silencio de la noche
y me visita la brisa de una paz inquebrantable,
más allá de mis percepciones tú vienes a abrazarme como el padre
que colmó de besos a su hijo y organizó una fiesta
para llenar tu hogar, que es mi hogar, de inmensa alegría.
Y así voy de experiencia en experiencia, de amor en amor,
amando sin comprender, amando tus presencias y ausencias
como una lluvia de misericordia infinita
que llenan mi alma de júbilo acrecentado,
admirado y acogiendo tu mano poderosa
que todo lo puede, hasta cambiar mi corazón,
para caer de rodillas ante tu misterio sagrado
y postrarme en mis sueños de dolor ante tanto amor.
El mundo necesita tu misericordia, Dios mío,
el mundo necesita mi misericordia para todos,
un baño de misericordia en el sacramento del perdón
donde todo se hace más humano y más divino,
todo se reconcilia, todo se renueva en la nueva Creación
donde el hombre se hace nuevo, se configura con Cristo,
y recupera tu imagen y semejanza en el amor de todo Amor.
Santa María, ruega por nosotros pecadores,
ahora y por siempre. Amén.

P. Lázaro Albar Marín, oración inicial del retiro" SER DISCÍPULOS DE LA MISERICORDIA".

Retiro vivido este último fin de semana, en el que nos hemos impregnado del Espíritu de Dios como preparación del año de la misericordia que comenzara el próximo 8 de Diciembre.

RESEÑA RETIRO : SED DISCIPULOS DE LA MISERICORDIA



En el fin de semana de los días 27 a 29 de noviembre la Fraternidad Velad y Orad ha impartido el retiro Sed discípulos de la Misericordia, en la Casa de Espiritualidad Santa María de las Mogarizas (Chiclana) a 27 personas para preparar el Adviento y el Año Jubilar de la Misericordia. Como siempre ha sido una fuerte experiencia de Dios y una gracia poder profundizar sobre algo tan importante para la vida como es la misericordia. Han sido muchos los testimonios al poder estar desde el principio acompañados del Santísimo, en actitud de adoración y contemplación.
       
Recojo algunas expresiones de los asistentes: Al mirar la misericordia de Jesús he sentido una llamada insistente a ser misionera de la misericordia; Escuchar «Si yo no tuviera a Dios, me moriría» es lo que más me ha impactado; He sentido la necesidad de convertir mi  corazón al amor de Dios, a su misericordia, sobre todo confiando en Él también en medio de la tribulación, estando muy unido a Él; Me ha hecho pensar que a veces tenemos gula de Dios, asistiendo a cursos, retiros, formación y puedo adolecer de un compromiso con las obras de misericordia; Así como María dio a luz a Jesús, así yo debo dar a luz la misericordia; Lo malo que tiene el retiro es que se acaba, tengo más necesidad de Dios; Con el Adviento empiezo un año nuevo que va a ser lleno de misericordia y por ello doy gracias a Dios; Le pido al Señor que mi vida no sea un obstáculo para que no deje entrar a alguien por la Puerta de la Misericordia; Vine hundida, entrando en un pozo que no podía salir, me voy con unas pautas para salir, he recuperado la confianza y las ganas de encontrar de nuevos mis raíces y sé que puedo contar con la misericordia de Dios; Me voy con mucha alegría y siento un gran deseo de que nadie se vaya desalentada por donde yo pase; He descubierto que si no veo a Dios, Él me ve, me ama y eso es maravilloso; Vivo gracias a la misericordia de Dios, quería experimentar y profundizar esa misericordia y me voy rebosante de ella; He vivido una parábola de comunión y de fraternidad, eso que ha sido en silencio y oración; ¡Qué maravilla es experimentar la misericordia de Dios! Con su ayuda podré trabajar las obras de la misericordia; Doy gracias por el esplendor de Dios que se ha reflejado en este retiro; Siento agradecimiento y compromiso de ser misericordioso con los más pequeños; Tengo todos los medios para ser santa y el compromiso de responder; Veo que el amor es lo más importante de la vida, la misericordia es ser misioneros del amor de nuestro Dios; La misericordia es para mí el amor humanizado de Dios, el amor expresado día a día, acercándome a ayudar a quien me necesita; Venía con mucha necesidad de reencontrarme de nuevo con la intimidad del Señor y me voy transformada con muchas ganas de encontrarme con él cada día para dar a loS demás lo que de él recibo.          
Como siempre solo puedo dar gracias a Dios por valerse de mí para mostrar su misericordia a través del Sacramento del Perdón, para posibilitar a través de la meditación y contemplación el encuentro con el misterio de un Dios, Santísima Trinidad, de cuyo corazón brota un río de misericordia para dar de beber a los sedientos.
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lunes, 2 de noviembre de 2015

ORACIÓN: SERÉ MISERICORDIOSO PORQUE TÚ, DIOS MÍO, ERES MISERICORDIOSO.

SERÉ MISERICORDIOSO PORQUE TÚ, DIOS MÍO,
ERES MISERICORDIOSO


Abrazado a tu misericordia, vivo,
siempre tengo sed de Ti, ...
ríos de tu corazón, de tu infinito amor
llegan a mi ser para saciar tanta sed.

¿Qué sería de mí si mi miseria no se acogiera a tu misericordia,
si mi miseria no fuera el trono de tu misericordia?
Eres lo más maravilloso y apenas puedo contemplar tanto amor.

Me arrodillo como el hijo pródigo
que el padre lo levantó para abrazarlo y besarlo,
le puso sandalias nuevas y un nuevo vestido
y le hizo pasar a la fiesta que no tiene fin.

¡Oh, santo sacramento de la reconciliación,
del perdón y de la penitencia!
Eres como un baño de misericordia,
como un entrar en las aguas de la vida,
en las oleadas que acarician la paz de tu Reino,
¡Señor mío y Dios mío!

¿Qué sería de mí, si no pudiera experimentar tu infinita misericordia?
¿Qué sería de mí, si no repartiera la belleza de tanto amor recibido de Ti?
 
 Santo Dios, si tú me amas yo amaré,
si tú me abrazas yo abrazaré,
si tú me acoges yo acogeré,
si tú me perdonas yo perdonaré,
si vivo en ti yo te daré,
nada me pertenece, tú te das
para que yo me dé.

Quiero ser misericordioso
para alcanzar misericordia,
si vives en mí yo daré de comer al hambriento,
apagaré la sed del sediento,
daré posada al peregrino,
vestiré al desnudo.

Si vives en mí
solo sabré amar porque tú eres amor,
seré bienaventurado y misericordioso
porque me alcanzará tu misericordia,
ahora y por siempre. Amén.
 
(P.Lázaro Albar)

domingo, 1 de noviembre de 2015

RETIRO ESPIRITUAL: SER DISCIPULOS DE LA MISERICORDIA (27 al 29 de Noviembre de 2015)


XXIII ENCUENTRO DIOCESANO DE ORACIÓN



RESEÑA DEL XXIII ENCUENTRO DIOCESANO
DE GRUPOS DE ORACIÓN
Unas ciento veinte personas nos hemos reunido para celebrar el XXIII Encuentro Diocesano de grupos de oración en el Convento del Carmen de los padres carmelitas de San Fernando, con el lema «Déjate abrazar por la misericordia». Después de la acogida entre las 10 y 10.30 h., comenzamos la mañana de oración con la Exposición del Santísimo y el rezo de Laudes.
Manuela González, catequista orante y misionera, nos llevó a tocar el misterio del abrazo del Dios de la Misericordia a través de los símbolos que rodeaban al Santísimo: la Biblia, voz de Dios que habla al corazón; el rostro de María, ella que se hizo la esclava del Señor; el logos del Año de la Misericordia donde el Buen Pastor carga con la humanidad caída y con cada uno de nosotros para curarnos, sanarnos y darnos nueva vida; la alfombra para descalzarse porque ante Jesús solo podemos descalzarnos, arrodillarnos y caer en adoración. Con un poema hecho música y canción expresó a Dios y su amor, manifestó la dureza de la vida, cómo Dios sale a nuestro encuentro y en dicho encuentro se produce la conversión y nos revela la vida mística, experiencia de Dios que nos hace más libres y más humanos. Junto a este testimonio y los gestos de distintas personas que expresaron en oración el momento vivido, brotó en una hermana un canto repetitivo que le salió del corazón: «Hay un incienso encendido en el templo de tu cuerpo que es el perfume de Dios». El amor es lo que necesitamos para la evangelización, mucho amor en la oración y en la acción.
Después de un espacio de silencio y canto contemplativo, se realizó una oración comunitaria para pedir por la reconciliación y la comunión en la Iglesia, llevada por la «Fraternidad Velad y Orad», experimentando el abrazo del Padre y recordando las palabras del Papa Francisco: «Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia» (EG 3). La parábola del Padre Misericordioso iluminó la necesidad de perdonar y ser perdonados. La oración terminó con la bendición del Santísimo que ungió el lugar y a las personas con su presencia encendiendo los corazones.
A continuación, sobre las 2.30 h. tuvimos el almuerzo fraterno compartiendo la comida, un rato de convivencia y de amistad, hasta las cuatro de la tarde que tuvimos la última oración ayudado de un PowerPoint sobre el Abrazo de la Misericordia, la Mirada de la Misericordia y la Misericordia con los más pobres, con gestos expresivos y un canto para cada gesto.
Terminamos con la Eucaristía presidida por el Vicario General, el P. Fernando Campos, que alentaba a todos a vivir una oración dirigida a Dios cuyo amor se expresara en el servicio a los demás, orantes creadores de comunión porque la oración es experiencia de comunión con Dios y con los hermanos, e invitó a todos a la participación en las iniciativas diocesanas de Nueva Evangelización que se están llevando a cabo.
En su conjunto, un verdadero gozo en el Señor que nos ha dejado marcados para seguir avanzando en los caminos de la oración y del amor como discípulos misioneros de la misericordia.
P. Lázaro Albar