RESEÑA
XXII ENCUENTRO DIOCESANO DE ORACIÓN
19
octubre 2.014, Campano
Algo
más de 150 personas de toda la Diócesis de Cádiz y Ceuta nos
reunimos para orar de distintos lugares, comunidades, parroquias,
movimientos, asociaciones con el lema «Santa Teresa, Maestra de
Oración» con motivo del año jubilar y quinto centenario de la
Santa. Después del rezo de Laudes en los jardines de la Casa de la
Duquesa, uniéndonos a la oración de toda la Iglesia, marchamos en
procesión atravesando el puente de madera presididos por la Santa
Biblia hasta el oratorio en el piso alto, porque las cosas de Dios
son en el piso alto como donde se encontraba el Cenáculo. Allí
expusimos el Santísimo envuelto en la belleza del rostro de María,
más abajo Santa Teresa con su pluma y tintero como escritora y
Doctora de la Iglesia, el cuadro del Jesús orante y contemplativo,
símbolo representativo del Secretariado Diocesano de Grupos de
Oración. Y cómo no, al otro lado del rostro de María, la Palabra,
que María guardaba en su corazón. Flores blancas y velas encendidas
nos hablaban de Resurrección, luz y vida.
Resplandecía
el Santísimo en la custodia como Sol que ilumina nuestros corazones
para ser adorado. Comenzamos a dar los siete modos de orar según
Santa Teresa intercalando cantos con la letra de Santa Teresa: 1.
¿Qué es orar?; 2. Antes de empezar; 3. Entrando en la oración; 4.
Más adentro; 5. Algo se mueve; 6. Y¿después?; 7.La huella del
orar. Transcribo el modo seis llevado por mí:
VI.
Y ¿DESPUÉS?
Y
después
de la oración,
¿qué?
Después
lo mejor. Dios es el que sabe. Emanen los manantiales del corazón
de Dios hasta la tierra de tu corazón,
el agua de la vida corra hacia ti, necesitas el agua del Espíritu,
necesitas vida espiritual. Como una flor se abre y desprende su
perfume, así
abre
tu corazón
y desprende tu perfume de alegría
y amor.
Tú
eres
pobre y muy débil.
¿No
es así?
Cuando te has sentido fuerte, cuando podías
con todo, te ocurría
algo y todo se venía
abajo. Entrabas en el misterio del dolor. Que distinto es entrar en
el misterio del dolor en la sola soledad que en la soledad con
Cristo, como hacía
Santa Teresa que contemplaba la humanidad de Cristo. Qué
impresionante
era contemplarlo atado a la columna, flagelándolo
el verdugo. «Mira
que te mira»,
decía
Teresa. Mira el amor de Jesús
hacia ti, nadie en este mundo te ha amado tanto. Deja que él
te encienda en su amor. Lo que necesitas es su amor.
La
vida te sorprende, de pronto el paisaje de tu vida es brillante, como
una hermosa primavera con hermosos manantiales que te hacen vibrar de
alegría.
Con frecuencia, la oración
es tiempo de paz, de alegría
interior, de luz... Pero no siempre. Tu momento personal, tu
situación,
el cuestionamiento que encuentras en la oración...
hacen que los sentimientos que nacen en la oración
sean siempre distintos. Pasas muy pronto de un paisaje maravilloso a
un paisaje árido,
invernal, de verdadero frío
interior, donde el corazón
se enfrío,
no sabes, no comprendes, pero él
está ahí,
amándote.
Cristo solo sabe amarte, también
en el dolor. ¿Percibes
su presencia?
No
evalúes
por esto tu oración.
Lo importante es que se produzca el encuentro, que tu actitud sea de
atención
amorosa y escucha. Recoge las luces que hayas recibido, agradece la
presencia del Señor
y su amor, la sientas o no. La oración
es cuestión
de fe, de tiempo, de constancia... y de compromiso. Deja que el
Espíritu
te guíe,
te lance a la misión.
Deja que Cristo viva en ti y sé
humilde,
misericordioso como él.
Deja que Dios Padre te abrace, siente la inmensidad de su amor. Y
siéntete
acompañado
por María
nuestra Madre, su ternura, su dulzura, su cariño,
su cercanía.
Mira
hacia fuera ¿acaso
no empiezas a verlo todo de otra manera? Los demás,
la vida de cada día,
lo que sucede en el mundo tiene ya otros colores, colores de
esperanza y de amor. Y es que cuando la Santísima
Trinidad te habita y María
te acompaña
por que la has aceptado como Madre, todo lo ves distinto, llegas a
tener la mirada de Cristo para ver este mundo desde su mirada,
entonces todo tiene belleza, la creación,
la Iglesia, tus hermanos, la gente, incluso los que son maldecidos o
excluidos por los demás,
en ellos ves la huella de Dios. Santa Teresa, Maestra de Oración,
ayúdanos
para hacer de nuestra Iglesia Diocesana una Iglesia orante, que cada
comunidad sea orante, que se multipliquen los grupos de oración,
los oratorios infantiles, los lugares de Adoración
Perpetua, sea la Eucaristía
el sol de Cristo que ilumine toda nuestra Iglesia, a nuestro Obispo,
a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas, y a todo el pueblo
de Dios. Santa Teresa ora a Dios por nosotros, ahora y por siempre.
Amén.
Seguidamente,
después
de un breve descanso, tuvimos una oración
comunitaria con textos de Santa Teresa desarrollando las cuatro
formas de regar el huerto del alma. A la que asistió
el
Vicario General, D. Fernando Campos. Terminó
la
mañana
con la bendición
del Santísimo.
Continuó
la
jornada con un almuerzo fraterno y seguidamente con un montaje de
naturaleza que inspiraba para una oración
creativa antes de la celebración
de La Eucaristía
que fue presidida por D. Rafael nuestro Obispo, al final de esta
invitó a
todos los asistentes a participar de la Escuela de Evangelizadores en
el dinamismo de la Nueva Evangelización
que se está
llevando
a cabo en nuestra Diócesis.
Doy
gracias a Dios por todos los que habéis
asistido y participado. Verdaderamente ha sido un día
de experiencia de Dios y de una preciosa experiencia de comunión
eclesial.
Lázaro
Albar.